Me encanta recordar aquel día en el que tu estabas sentado en el suelo, apoyando la espalda en la pared, con esa piel morena y ese pelo tan perfecto, las gafas de sol puestas como es normal en ti y las piernas cruzadas, yo, apoyada en las barandillas de al lado, también sentada en el suelo, tan normal, como siempre, yo te estaba mirando y de repente tu giraste la cabeza y me miraste también, aguantamos la mirada unos segundos y sin darnos cuenta, al mismo tiempo, sonreímos, y rápidamente apartamos la mirada, por miedo a sentir algo nuevo, pero ya era demasiado tarde, en mi estomago ya volaban mariposas.
Buff..me has puesto los pelos de gallina. Que romántico. Muchísimas gracias por seguirme yo también te sigo, me ha gusta tu blog.
ResponderEliminarUn besito ♥
Amoooooooooooooooor :D
ResponderEliminar